Para esta caja innovadora y exigente, L'Occitane en Provence recurrió a todas las empresas del grupo Verpack, desde el diseño del proyecto hasta la entrega de los productos envasados. Hubo muchos compromisos y la huella ecológica se redujo al mínimo.
Cliente del grupo Verpack desde hace mucho tiempo, L'Occitane en Provence se reinventa constantemente. A lo largo del año, la marca compite con creatividad sin comprometer su compromiso con el medio ambiente. Para esta Navidad, su deseo de innovación se ha hecho realidad gracias a las competencias complementarias que el grupo capitaliza en Francia, una oferta excepcional en Europa. Cerrada, esta creación adopta la forma de un cubo, fácil de transportar y almacenar. La sorpresa viene del interior. Cuando se abre por completo, la caja se convierte en un calendario, revelando sus 24 compartimentos secretos. L'Occitane lo ha llamado Mon Coffret Magique de l'Avent.
La historia comienza con un proyecto en el que la marca llevaba mucho tiempo pensando. Lo que se apodó el "Cubo de Rubik" tenía que combinar la practicidad de su forma con la apertura teatral de un cuadro. Esta creación totalmente de cartón requirió un gran trabajo previo por parte de la oficina de diseño interna de Verpack. La estructura de cartón está forrada con papel impreso, y cada caja está diseñada como un estuche insertado en la estructura. Impresión con un meticuloso marcado del color, troquelado, encolado de las cajas, montaje automático de las cajas, montaje manual y ajuste del volumen, embalaje de los productos: las múltiples etapas tuvieron que llevarse a cabo con agilidad bajo la destreza de gestores de proyectos convertidos en directores de orquesta. El reto consistía en garantizar el enlace perfecto entre las operaciones manuales y automáticas, insertar controles de calidad, gestionar tiempos de transporte reducidos, coordinar los horarios de máquinas y personas, hasta el embalaje de los productos en la línea.
Este reto industrial y logístico se superó en las dos plantas del grupo Verpack en Borgoña. Juntas, reúnen todas las competencias necesarias para el proyecto. Su proximidad permitió reducir los costes de transporte y optimizar los servicios de lanzadera. Para reducir la huella de carbono, las cajas, que ya eran fáciles de encajar en la caja, se instalaron en contenedores especiales no tejidos, sin necesidad de embalajes individuales, lo que supuso un valioso ahorro de material.