Con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra el viernes 22 de marzo, Febea ha publicado una guía de referencia sobre la eficiencia hídrica para todos los agentes de la industria cosmética.
En su guía titulada "Sobriété hydrique: enjeux et bonnes pratiques du secteur cosmétique" (Eficiencia hídrica: retos y buenas prácticas del sector cosmético), la federación francesa de empresas de belleza, detalla los retos a los que se enfrentan los fabricantes y las soluciones para una gestión responsable del agua a lo largo de todo el proceso de fabricación de cosméticos. El objetivo es ayudar a las empresas a reducir su huella hídrica, minimizar los residuos y contribuir positivamente a preservar los valiosos recursos hídricos del planeta.
En total, en la guía se comparten unas 57 buenas prácticas para que todos los agentes de la industria cosmética puedan aprovecharlas. Febea pone a disposición de todas las empresas del sector herramientas y ejemplos de innovación, y ofrece una lista de control de 11 recomendaciones concretas (adoptar ingredientes y fórmulas eficientes en el uso del agua, establecer buenas prácticas de limpieza y mantenimiento, aplicar un tratamiento y reciclaje avanzados de las aguas residuales, formar y sensibilizar a los equipos, etc.).
"Estas buenas prácticas ilustran el compromiso de las empresas cosméticas por limitar la huella medioambiental de su actividad. Queremos que inspiren a todas las empresas del sector que buscan soluciones eficaces e innovadoras. Compartiendo nuestros conocimientos y actuando juntos podremos alcanzar la eficiencia medioambiental que todos perseguimos".explica Emmanuel Guichard, Delegado General de Febea.
Medir la huella hídrica, un paso esencial
Como "sólo se puede gestionar lo que se puede medir", el conocimiento previo de la cantidad de agua que una empresa necesita para sus actividades y los volúmenes disponibles localmente son pasos clave para evaluar su sostenibilidad y los riesgos relacionados con el agua (estrés hídrico, impacto ambiental, calidad del agua).
Este enfoque permite optimizar el uso del agua a lo largo del ciclo de vida del producto, distinguiendo entre el consumo directo (que abarca las distintas funciones del agua en las propias fórmulas cosméticas) y el consumo indirecto (relativo a la producción de materias primas y envases, los procesos de fabricación de las fórmulas cosméticas y la fase de uso del producto).
Tres ámbitos principales de actuación en favor del agua
Tras medir su huella hídrica, las empresas deben limitar su impacto sobre los recursos hídricos. La guía de Febea se centra en tres áreas principales, con ejemplos concretos que ilustran las acciones a lo largo de la cadena de valor.
En la formulación y el abastecimiento de materias primas, las empresas trabajan para desarrollar nuevas fórmulas y presentaciones de cosméticos que consuman menos agua durante su uso (sin aclarado, sólidos o solubles) y sean más respetuosas con los medios acuáticos (al cumplir las pruebas de ecotoxicidad y biodegradabilidad). Además, las prácticas agrícolas sostenibles contribuyen a reducir la huella hídrica de los ingredientes.
Por lo que respecta al agua de proceso, los fabricantes pueden actuar de varias maneras para reducir el uso y el despilfarro de agua: recuperación del agua de lluvia, optimización de los equipos de limpieza y funcionamiento en seco, circuitos cerrados para las etapas de calentamiento o refrigeración, etc. Algunas fábricas reutilizan el agua tratada mediante procesos circulares innovadores.
El agua también es crucial en los emplazamientos industriales y terciarios para las necesidades domésticas. Desde las instalaciones sanitarias hasta el mantenimiento de los espacios verdes, existen varias soluciones: recogida de agua de lluvia, introducción de barbechos silvestres que no necesitan riego, soluciones basadas en la naturaleza (como la creación de humedales para regular las inundaciones y proteger los recursos hídricos durante las sequías).
La guía de Febea también destaca las iniciativas de patrocinio y de sensibilización de empleados, proveedores y consumidores, así como las medidas adoptadas por los profesionales de la peluquería y la estética para reducir el consumo de agua en salones y spas.
