Las mascarillas de tela se perfilan como la nueva tendencia de la industria cosmética. Imprescindibles en Asia, democratizadas en Europa y Estados Unidos por Sephora, L'Oréal, Dr Jart+ y Estée Lauder, cada día conquistan a más consumidores.
Cada vez son más las marcas que recurren a la biocelulosa para fabricar sus mascarillas: un material derivado de la biotecnología, pero que sigue siendo un material vivo, difícil de controlar y que ya ha suscitado varios escándalos en relación con sus métodos de fabricación. En particular, ha habido problemas de moho, debido al incumplimiento de las normas de higiene y envasado.
A la vanguardia del mercado de máscaras en Europa y deseosa de ofrecer la mejor calidad a sus clientes, Lessonia ha auditado a los principales fabricantes de biocelulosa del mercado. Todo ello, con el objetivo constante de controlar toda la cadena de producción.
Resultados de la auditoría:
Entre los numerosos fabricantes de mascarillas de biocelulosa de Malasia, Vietnam e Indonesia, está claro que no todos son capaces de cumplir los requisitos de calidad, higiene y trazabilidad de la industria cosmética. A veces, la biocelulosa se fabrica "a mano", lo que podría explicar el moho de algunas mascarillas. Afortunadamente, hay otras que destacan por su calidad y condiciones de fabricación impecables.
Lessonia ha firmado contratos con 2 de estos fabricantes, entre ellos el proveedor de las principales marcas de cosméticos de Corea, y puede garantizar la calidad de sus productos.
La empresa ofrece 2 tipos de biocelulosa para fabricar mascarillas faciales:
- Biocelulosa húmeda: procesada sin conservantes ni rayos gamma.
- Celulosa bio seca: proporciona la máxima seguridad y permite impregnar más principios activos.
Qué es la biocelulosa: un material 100% natural y biodegradable fabricado a partir de fibras de celulosa ultrafinas producidas por microorganismos durante la fermentación del zumo de coco del que se obtiene.