La luz visible artificial emitida por las pantallas de nuestros teléfonos inteligentes, tabletas y ordenadores actúa como un estrés ambiental adicional sobre la piel. Por primera vez, Gattefossé ha llevado a cabo un estudio preliminar para caracterizar con precisión el espectro de luz emitido por las pantallas y ha desarrollado un dispositivo para recrear esa misma luz.
Los resultados muestran que la exposición a la luz de las pantallas provoca un aumento de la fatiga celular y altera la morfología y el comportamiento de las células de la piel, afectando a su movilidad y a sus propiedades de comunicación. En la superficie de la piel, la tez aparece apagada y carente de vitalidad.
Audrey Bonnard, jefa de producto de Active, lo explica en un vídeo.